Charlamos con Ivan Mata. Arquitecto.
Una vez uno lee el currículum y el background de Iván es fácil pensar que es producto de una carrera planificada bastante al detalle. Una carta de presentación como arquitecto en París con proyectos propios y con experiencia en los despachos de arquitectura más prestigiosos de la ciudad de las luces no pueden ser fruto de la casualidad. Luego lo conoces y todo cambia. Del pulcro y hasta cierto punto estirado arquitecto que uno se espera pasamos a un hombre de sonrisa fácil y amable, dispuesto siempre a charlar de lo que ama, la arquitectura. Tiene una trayectoria llena de casualidades que, junto a la pasión que destila por los poros por la arquitectura, le ha llevado a experiencias e hitos que seguramente solo unos pocos pueden contar. Una historia profesional que merece ser contada y que con esta humilde entrevista vamos a intentar plasmar y conjugar con su punto de vista sobre nuevas tendencias, arquitectura efímera y el concepto de espacios. Siéntense, pónganse una taza de lo que tome y disfrute, Iván da para ello.

Ivan Mata y Quim Rabassa

¿Que hace un Arquitecto catalán en París?
– Todo es culpa de un Erasmus.

¿Y porqué Paris?
– Pues es una historia curiosa. Durante la carrera universitaria no me había postulado nunca para hacer un erasmus, por una razón u otra nunca se había dado. El día antes de que venciera la última oportunidad para cursar uno una amiga me convenció, era una oportunidad que tenía que vivir y me lancé a ello.

¿De hoy para mañana?
– Efectivamente.

Pero, para hacer un erasmus hay que presentar un proyecto, que te lo validen y una vez presentado te dan plaza, ¿no?
– Así es, el precio que pague fue pasarme toda la noche anterior al último día de la solicitud preparando el proyecto que me permitiera entrar. Mi amiga me ayudo, estuvimos toda la noche trabajando… ¡Y salió!

¡De esas historias que a uno se la cuentan y cuestan de creer!
– Así fue, así empieza mi andadura por París.

¿Y el francés?
– Un curso de verano y muchas ganas de comunicarme. El resto del aprendizaje te lo aporta el vivir allí.

Los idiomas cuanto más los necesitas, ¡más rápido se aprenden!
– ¡Exacto!

¿Un erasmus tardío con la licenciatura avanzada cómo se enfoca?
– Me centré en tres cosas. La primera en desarrollar materias que no conocía. Tenia casi listos todos los créditos con lo que me pude permitir aprender materias específicas que me ayudaron a conocer nuevos enfoques. La segunda fue conocer y disfrutar de la ciudad, Paris. Por último, al estar de erasmus tenía que espabilarme para obtener recursos económicos, así que me decidí a echar el currículum y probar suerte con arquitectos de la ciudad. Pensé “porque no te van a dar una oportunidad los grandes?” Y ahí me tienes llamando a puerta fría y dejando el currículum en los despachos de Nicolà Michelin, del Dominic Perou y Jean Nouvel.

“Durante el proceso creativo imaginé y busqué un tipo de estructura que no dejara huella ecológica, que fuera ligera, que permitiera tener un contacto lo más próximo posible a la experiencia de estar en el medio del desierto y que en términos de consumo de energía fuera sostenible.”

Valentía no te faltó…
– ¡No! Recuerdo llegar, ser atendido por secretarias que al explicarles que me ofrecía a trabajar en el despacho me cogían el currículum y lo guardaban en un cajón sin mirarlo. En ese momento te llevas esa sensación de que el currículum entraba en una dimensión desconocida de la que no saldría jamás. Jaja

Y…
– El primero en contestar fue Jean Nouvel y fue con el primero que trabajé.

¿Te sorprendió que te contactarán?
– En parte sí por lo que te he contado, pero también pesa mucho la buena fama que tienen las universidades españolas en lo que a formación de arquitectura se refiere. Los arquitectos españoles tenemos buena fama internacional y eso ayuda.

¿Cómo fue la experiencia?
– Con Nouvel aprendí muchísimo, volví a Barcelona y me contactaron de nuevo para trabajar en una pequeña parte del proyecto torre Agbar, en el Parc Central de Poble Nou y en unas viviendas en Ibiza. Super interesante. Al tiempo, pero, sentí la necesidad de ir más allá especialmente sobre la dinámica de la creación de proyectos. Todo lo que envuelve el concepto de la arquitectura y su implicación en la sociedad. Con Nouvel tenía la sensación de estar en una estructura rígida y jerárquica, todo muy de arriba a abajo y yo buscaba lo contrario. Esto me llevo a llamar a la puerta de Rem Khoolhaas.

¡Roterdam!
– Efectivamente, una experiencia que complementó muy bien los conocimientos y procesos que había adquirido. Una dinámica de trabajo en la que eran los equipos de arquitectura los que concebían y aportaban a nivel creativo el modelo y las ideas de los proyectos con un Rem Khoolhaas que era como un ente flotante del despacho repasando e involucrándose en los distintos proyectos sin orden aparente. Fue duro, había jornadas de mucho trabajo, pero hoy puedo afirmar que era lo que estaba buscando.

¡Que interesante! Pero entonces vuelves a París pasado un tiempo, ¿es así?
– Efectivamente. La crisis del 2008 obligó al despacho a no renovar el 40% de su equipo. Cuando llegaba mi turno me ofrecían renovar durante períodos muy cortos de tiempo y estando yo desplazado se hacía un sinvivir por la inseguridad generada. Por otro lado unos amigos en Francia me insistían que volviera para trabajar en el proyecto de “La Defence” que me pareció muy interesante. Así que decidí volver.
Al poco tiempo mi experiencia internacional me dio la opción de colaborar con BIG el despacho de Bjarge Ingels en el proyecto de La Meca de Bordeaux, un proyecto muy ambicioso, con la involucración de empresas francesas muy potentes que duraría casi 8 años.

No has tenido tiempo a aburrirte…
– ¡La verdad es que no! Como ves una cosa ha ido llevando a la otra y, aunque a veces ha sido duro, ¡el camino ha valido la pena!

 

“Las Skybubbles las veo como una continuación del legado de Walter-Müller. Hacerse preguntas, ir más allá y empujar los límites establecidos para crear estructuras respetuosas con el medio ambiente, dando la posibilidad al huésped a no renunciar al confort a la vez que disfrutar de una vista privilegiada 360º donde no hay paredes que limiten ni separen sensorialmente a la persona de su alrededor.’”

Y, actualmente, ¿en qué estás trabajando?
– Tengo varios proyectos abiertos todos ellos enfocados a aprovechar lo aprendido a nivel internacional. Uno es abrirme paso en Barcelona manteniendo el público que de forma dinámica ya tengo consolidado en Francia. Ejemplo de ellos son; renovar un palacio episcopal en un pequeño pueblo de Francia, concepción y desarrollo de viviendas cooperativas en Vilafranca del Penedès que podrán ver la luz gracias a los fondos next generation.

¿Cuándo y cómo entras en contacto con la arquitectura hinchable?
– En 2018 a través de una colaboración con el artista Robin Meyer empezamos a pensar en una incursión en el desierto de Abu Dhabi. Durante el proceso creativo imaginé y busqué un tipo de estructura que no dejara huella ecológica, que fuera ligera, que permitiera tener un contacto lo más próximo posible a la experiencia de estar en el medio del desierto y que en términos de consumo de energía fuera sostenible. Investigo y descubro que ni por asomo soy el primero en pensar algo parecido; veo el trabajo de Tomás Saraceno o Graham Stevens y me impresionan. El camino me lleva a contactar con Quim y a diseñar ese proyecto para el Art Basel.

Y….
– Tuvimos que parar a las puerta de la pandemia. Art Basel anula sus instalaciones en Abu Dhabi por razones obvias… Pero fue una experiencia muy interesante que me introdujo al movimiento social de este tipo de arquitectura de los 60 y 70 y a querer indagar y conocer más sobre el tema. Incluso fuimos con Quim a ver y entrevistar a Hans Walter-Müller, uno de los padres de este tipo de arquitectura.

¿Cómo fue entrevistarse y conocer a Hans Walter-Müller? ¿Que impresión te llevaste?
– Conocer a un referente es siempre especial; nos recibió de forma muy acogedora, nos explicó su historia y pudimos comprobar de primera mano que el mismo vive desde hace mas de 50 años en una burbuja hinchable. Pensé que este tipo de ideas que se llevan a la práctica y funcionan no las debemos dejar perder a pesar de que se alejen de lo convencional o lo clásico. Es patrimonio de la arquitectura y un recurso que puede usarse en multitud de situaciones.

¿Y qué opinas de las Skybubbles?
– Liga mucho y lo veo como una continuación del legado de Walter-Müller. Hacerse preguntas, ir más allá y empujar los límites establecidos para crear estructuras respetuosas con el medio ambiente, dando la posibilidad al huésped a no renunciar al confort a la vez que disfrutar de una vista privilegiada 360º donde no hay paredes que limiten ni separen sensorialmente a la persona de su alrededor. El reto es seguir innovando, si entendemos las Skybubbles como un concepto y no solo como un habitáculo se disparan las posibilidades para poder utilizarlas en distintos ámbitos de forma sencilla, sostenible y efímera.

Iván muchas gracias, seguiremos en contacto y colaborando.
– ¡Gracias a vosotros!