Entrevista a Antonia Varela, Astrofísica y Directora de la Fundación Starlight
A menudo, una persona posee un halo especial que capta la atención y admiración de los demás, impulsado por su pasión desbordante por lo que hace. En este tipo de personas, la pasión es evidente cuando hablan de lo que les apasiona. Su mirada se ilumina y, aunque no se sea un gran observador, basta con escuchar su tono de voz y sus explicaciones para percibir la inmensa cantidad de conocimiento y estudio que respalda cada uno de sus argumentos.
Si, además, son capaces de hacer comprensible lo complejo y presentan sus ideas de forma amena, estamos, a mi modo de ver, ante alguien verdaderamente excepcional.

Y si a todo ello le sumamos que en este caso hablamos de una astrofísica y que su pasión es el cielo, esta entrevista se transforma en una de las más especiales que hemos hecho hasta hoy; y es que, junto a Quim, hemos tenido el placer de conversar con Antonia Varela, la directora de la Fundación Starlight y del Museo del Cosmos de Tenerife.

P. Para los más profanos en la materia, ¿cómo surge la idea de estudiar astrofísica?
A. No naces con el chip implantado jajaja. Desde muy temprano ya me gustaban mucho las matemáticas, la física y las ciencias en general. Supongo que también destacaría dos momentos clave que hacen que me interese mucho por lo que hoy hago: ya en cuarto de primaria aluciné con un libro llamado Cosmos en el que se explicaba la ley de la inercia, es un recuerdo que tengo muy vivo; otro muy definitivo fue un verano en el que mis padres alquilaron una casa para veranear a un amigo suyo que quería ser astrofísico. La ubicación de la casa era óptima para ver el cielo y las estrellas.

P. ¿Con qué edad surgió esa idea?
A. Pues entre los 13 y los 14 años.

Q. ¡A eso se le llama casi estar predestinado!
A. Durante el bachillerato ya decidí que quería hacer Física para luego especializarme en Astrofísica. Incluso tuve algún profesor que intentó convencerme de que cambiara mi rumbo y me insistía en que debería estudiar otra cosa. Es divertido que, años después, cuando alumnos de ese mismo instituto y profesor visitaron el museo que dirijo para una jornada formativa, le escribí con cariño a este profesor para decirle que no me había ido nada mal y que me aseguraría de que sus alumnos aprendieran un montón.

P. La carrera de Astrofísica es compleja, supongo que requiere de muchas horas de poner codos en la mesa.
A. Sí. De hecho, recuerdo que el chico del que me enamoré —hoy mi marido— acertó regalándome un libro de Carl Sagan y un telescopio. Tenía claro que estaría con alguien que llevaría libros incluso a las citas. Jajaja.

Q. Para hacer Astrofísica, supongo que tuviste que hacer una especialidad post carrera, ¿no?

A. Efectivamente. Éramos dos compañeros de Canarias y diez en total en la especialización que, por cierto, estrenamos aquí. Estuve a punto de ir a Barcelona para cursarla, pero finalmente se decidió impartirla en Canarias.

P. ¿Y qué tal la experiencia?
A. Fui la primera de mi promoción. Sabía que esta era mi vocación, pero durante la especialización lo confirmé al 100%. Además, gracias al desarrollo de mi tesis, tuve la oportunidad de viajar a lugares extraordinarios como Cambridge o Chile. Guardo muy buenos recuerdos de aquella época.

Q. Me da miedo preguntar, pero, ¿sobre qué iba la tesis?
A. Opté por estudiar la morfología de las galaxias reproduciendo e investigando modelos matemáticos en entornos de poco gas donde habían surgido bulbos galácticos (grupos centrales de estrellas) que son clave en el origen de cualquier galaxia. Lo estudié porque no era habitual y hasta entonces se había postulado que, para que hubiera brotes donde se produjeran estrellas, era imprescindible tener entornos de alto contenido gaseoso.

P. Entiendo que la tecnología con la que contabas en ese estudio no era ni por asomo la tecnología con la que podemos contar hoy día, ¿no?
A. Efectivamente, fue muy complejo. Reproducía modelos 3D con fotos, y fui la primera en introducir la luz como factor interviniente a la hora de reproducir dichos modelos.

P. No tengo demasiada idea, pero suena a muy innovador.
A. Sí, de hecho, tengo que decir que mi tesis se ha utilizado posteriormente para distintos estudios y postulaciones.

Q. Y cuando terminas… ¿Qué hace una Astrofísica?
A. Pues como todos, intentar trabajar de aquello que nos gusta. Surgió la oportunidad de conseguir un contrato postdoctoral a través de la universidad para un nuevo proyecto en las Islas Canarias. Su objetivo era definir los parámetros para medir la calidad del cielo en una zona concreta, especificar la tecnología necesaria para obtener esos datos y divulgar lo aprendido para que el proceso pudiera replicarse.

En ese momento, el 90% de las ubicaciones dedicadas a la astronomía estaban en Chile, así que nos propusimos competir, ya que en las islas contábamos con condiciones ideales. No bastaba con decir “somos buenos”, había que dar un paso más y demostrar cuán buenos éramos.

P. ¡Salta a la vista que el proyecto funcionó! ¿Cuáles son los parámetros para medir la calidad del cielo?
A. Cada vez hay más, pero te diré los más importantes: la escasez de turbulencias, la claridad de la imagen teniendo en cuenta el paso de la luz, la transparencia del aire de la atmósfera, escasas o nula contaminación lumínica y escasez o nulidad de nubes, tormentas tropicales y huracanes.

P. Pero entonces, ¿este proyecto origina la fundación Starlight?
A. Starlight nació en 2007 con el objetivo de concienciar sobre la Declaración de La Palma. En 1988 se redactó y firmó un tratado para la protección del cielo, aplicable en La Palma y parte de Tenerife, convirtiéndose en el primero de su tipo. Starlight surgió con la misión de ampliar su alcance a través de formación, eventos, actividades culturales y la labor de sus embajadores en todo el mundo.

Cuando se creó Starlight, sus fundadores, Francisco Sánchez y Luis Martínez, entraron en contacto con el grupo universitario en el que yo investigaba sobre la calidad del cielo. Desde el inicio, me incorporé a Starlight como formadora. En la actualidad, Starlight es la imagen internacional de la Declaración de La Palma.

Q. ¿Y cómo es el día a día de la Directora de la Fundación Starlight?
A. Ocupado jajajaja. La verdad es que no paro, con los cambios horarios muchas veces me voy a dormir contestando un correo y me levanto contestando otro. Pero vale la pena, con todos los proyectos que tenemos entre certificaciones, cursos, auditorías, colaboraciones… Es una gozada ver cómo la marca se consolida y crece de forma sostenible consiguiendo año tras año los objetivos que nos marcamos. Me gusta decir que tengo la mirada en el cielo y los pies en el suelo.

“Me gusta decir que tengo la mirada en el cielo y los pies en el suelo.”

P. ¡Qué gran frase, y qué adecuada! Para dimensionar la fundación Starlight en datos, ¿cuáles destacarías?
A. Organizamos 10 cursos anuales y colaboramos tanto a nivel nacional como internacional. Ofrecemos formación para técnicos y para emprendedores que quieren orientar su negocio hacia la protección del cielo. Además, para que os hagáis una idea, ¡la demanda de nuestra certificación crece actualmente un 300% cada año!

Eso sí, crecemos de forma sostenida. Tan importante como expandirnos es que nuestros embajadores refuercen la Declaración de La Palma y los valores de Starlight. No queremos ser solo una certificación; si algún certificado no cumple con sus compromisos, se da de baja sin excepción.

Q. ¿Y una entidad privada puede certificarse?
A. El cielo no entiende de privado o público: el cielo supera incluso la política. Solo tenemos uno y hay que cuidarlo. Por supuesto que una entidad privada puede certificarse en Starlight si se compromete y cumple con el tratado de La Palma y hace bandera de él.

Q. ¡Entonces, las Skybubbles y Starlight están destinadas a entenderse!
A. Los alojamientos de Skybubbles son interesantes por la experiencia que pueden ofrecer a aquellos que quieren contemplar el cielo de una forma nítida. Seríais unos grandes aliados. ¡Hay que hablarlo!

Q. ¡Seguro que lo haremos!
P. ¡Gracias Antonia!
A. ¡Gracias a vosotros!

“Los alojamientos de Skybubbles son interesantes por la experiencia que pueden ofrecer a aquellos que quieren contemplar el cielo de una forma nítida. Seríais unos grandes aliados. ¡Hay que hablarlo!”